En el mundo de los negocios actual, la velocidad lo es todo. Sin embargo, cuando la urgencia se convierte en una norma más que en una excepción, puede transformarse silenciosamente en una estrategia operativa disfrazada. Y aunque pueda parecer una táctica efectiva para mantener a la organización en movimiento, lo cierto es que operar bajo una constante sensación de urgencia puede tener consecuencias profundas en la cultura organizacional, la salud mental del equipo y los resultados sostenibles.
Los CEO, estrategas organizacionales, han aprendido que la urgencia no siempre es sinónimo de eficiencia. De hecho, cuando no se gestiona con inteligencia, puede convertirse en un enemigo del pensamiento estratégico, la planificación efectiva y la verdadera innovación.
Urgencia: ¿Herramienta útil o patrón destructivo?
La urgencia bien aplicada tiene un valor estratégico incuestionable. Puede:
- Desatar energía y enfoque.
- Acelerar decisiones en momentos críticos.
- Agilizar la implementación de soluciones en contextos cambiantes.
- Generar un sentido de compromiso inmediato.

Sin embargo, cuando la urgencia se vuelve el modo predeterminado de operar, se implanta como estrategia operativa no por diseño, sino por omisión. El problema es que esta cultura de “todo es para ayer” genera:
- Toma de decisiones impulsiva.
- Pérdida de enfoque en lo importante frente a lo urgente.
- Agotamiento físico y emocional del equipo.
- Fallas en la planificación estratégica y seguimiento de objetivos a mediano y largo plazo.
¿Cómo se implanta la urgencia como estrategia sin que nos demos cuenta?
La urgencia suele colarse en la estructura operativa de una empresa de manera casi imperceptible, por factores como:
- Liderazgos que premian el “estar ocupado” por encima del “ser productivo”.
- Falta de claridad en la planificación de prioridades.
- Procesos improvisados y ausencia de cultura de mejora continua.
- Gestión del tiempo deficiente, donde las agendas son reactivas, no proactivas.
Cuando un líder confunde la velocidad con el progreso, comienza a exigir inmediatez sin propósito, y con ello normaliza el caos como sistema. Así, el equipo no trabaja con presión ocasional, sino bajo una tensión constante.
La diferencia entre urgencia estratégica y urgencia operativa crónica
Urgencia estratégica es puntual, planificada y con sentido. Se activa para movilizar recursos ante situaciones clave, como un lanzamiento importante o una crisis reputacional. Aquí el liderazgo alinea esfuerzos temporalmente y luego vuelve al ritmo estratégico habitual.

Urgencia operativa crónica, en cambio, es la repetición de emergencias que podrían haberse evitado. Se trabaja «apagando fuegos», sin sistemas sólidos ni anticipación, y se entrena al equipo a sobrevivir, no a construir.

Implantar enfoque estratégico: del caos a la claridad
Un líder inteligente y humano no permite que el caos se vuelva costumbre. Aquí algunas claves para transformar la urgencia operativa en enfoque estratégico:
- Planificar con propósito. Cada acción debe tener un “para qué” claro. Lo urgente debe estar subordinado a lo importante.
- Delegar inteligentemente. Enseñar a otros a decidir, no solo a ejecutar. La descentralización inteligente disminuye emergencias.
- Desarrollar cultura de prioridades. Enseñar a los equipos a identificar lo importante, incluso si no grita.
- Adoptar metodologías de trabajo eficientes. Como OKR, SCRUM o GTD para priorizar con lógica y consistencia.
- Cuidar al equipo. La salud emocional y el equilibrio laboral no son lujos, sino condiciones necesarias para la excelencia sostenible.
El rol del CEO y los líderes
Los líderes, son responsables de marcar el tono operativo de la organización. Si ellos corren sin dirección, el equipo los seguirá… pero sin saber hacia dónde. Es la labor de líderr gestionar el tiempo con sabiduría, inspirar con el ejemplo, y formar personas, no solo resultados.
Un CEO, o Director Ejecutivo (Chief Executive Officer), es la máxima autoridad dentro de una empresa, responsable de la dirección general y la toma de decisiones estratégicas y operativas.
La verdadera eficiencia no es hacer más en menos tiempo, sino hacer lo que realmente importa con excelencia. Porque liderar con urgencia permanente es fácil, pero liderar con propósito requiere visión, carácter y humanidad.
Implantar enfoque estratégico: metodologías de trabajo eficientes que transforman la urgencia en resultados sostenibles
Para sustituir el caos operativo por claridad estratégica, es fundamental adoptar metodologías de trabajo eficientes que ayuden a priorizar con lógica, dar seguimiento constante y fomentar una cultura orientada a resultados. A continuación, describo tres metodologías clave que he aplicado con éxito en organizaciones de diversos sectores:
1.- OKR – Objetivos y Resultados Clave (Objectives and Key Results)
¿Qué es?
Es una metodología de gestión estratégica que ayuda a establecer objetivos ambiciosos y medibles que alinean a toda la organización en torno a un propósito común.
Cómo funciona:
- Se establece un Objetivo (claro, inspirador, retador).
- Luego se definen de 2 a 5 Resultados Clave (medibles y específicos) que indican si se alcanzó el objetivo.
Ejemplo aplicado:
Objetivo: Mejorar la experiencia del cliente en nuestro servicio postventa.
Resultados Clave:
- Reducir el tiempo de respuesta a tickets de 72 a 24 horas.
- Alcanzar una satisfacción del cliente (CSAT) del 90%.
- Implementar un sistema de seguimiento automático antes del cierre del trimestre.
Ventaja:
Mantiene a los equipos enfocados en lo que realmente importa y promueve la alineación entre áreas.
2.- SCRUM – Marco ágil para gestión de proyectos
¿Qué es?
SCRUM es una metodología ágil que divide los proyectos complejos en bloques cortos de trabajo llamados «sprints» (de 1 a 4 semanas), permitiendo avances incrementales, retroalimentación continua y flexibilidad frente al cambio.
Cómo funciona:
- Se trabaja en equipos multidisciplinarios con roles definidos (Scrum Master, Product Owner y Equipo de Desarrollo).
- Se realiza una planificación inicial del sprint, reuniones diarias de seguimiento (daily scrum), y una revisión final para evaluar avances y mejoras.
El Scrum Master es el facilitador del equipo y el guardián del proceso SCRUM. El Product Owner representa la voz del cliente y es responsable de maximizar el valor del producto. Equipo de Desarrollo, es el grupo multidisciplinario responsable de construir el producto o entregar incrementos funcionales en cada sprint.
Ejemplo aplicado:
Una empresa de tecnología desea lanzar una nueva funcionalidad en su app.
Durante un sprint de dos semanas:
- Se desarrollan maquetas,
- Se realiza una prueba interna,
- Se recopilan retroalimentaciones,
- Y se lanza una versión beta.
Ventaja:
SCRUM permite responder rápidamente a los cambios, evitar retrabajos y mantener un ritmo sostenible para los equipos.
Scrum es un marco de gestión de proyectos de metodología ágil que ayuda a los equipos a estructurar y gestionar el trabajo mediante un conjunto de valores, principios y prácticas.
3.- GTD – Getting Things Done (Productividad Personal y Organizacional)
¿Qué es?
Es un sistema de productividad personal creado por David Allen que permite organizar tareas, proyectos y compromisos de manera lógica y libre de estrés.
Cómo funciona:
Se basa en cinco etapas:
- Capturar todo lo que requiere atención.
- Procesar cada elemento y decidir qué hacer con él.
- Organizar en listas según contexto o prioridad.
- Revisar periódicamente.
- Ejecutar con enfoque total.
Ejemplo aplicado:
Un director de área tiene múltiples compromisos: reuniones, correos, ideas para un nuevo proyecto.
Con GTD:
- Anota todo en una bandeja de entrada digital o física.
- Procesa cada ítem: ¿Requiere acción? ¿Puedo delegarlo? ¿Lo archivo?
- Agrupa sus tareas por contexto (llamadas, computadora, pendientes con jefe).
- Revisa semanalmente y ajusta.
- Ejecuta con enfoque lo que le toca hacer ahora.
Ventaja:
Reduce la sobrecarga mental, evita que se olviden tareas y aumenta la capacidad de concentración.
Adoptar metodologías como OKR, SCRUM y GTD no solo mejora la eficiencia individual y colectiva, sino que permite construir una cultura operativa orientada a prioridades reales, con enfoque, orden y flexibilidad.
Cuando se trabaja con estructuras claras, procesos medibles y retroalimentación constante, la organización deja de reaccionar ante la urgencia y empieza a liderar desde la estrategia.
Reflexión final
La urgencia no es estrategia. Es una señal de que necesitamos rediseñar nuestros procesos, replantear nuestras prioridades y recuperar la brújula. En Nitto Covarrubias lo tenemos claro: una organización saludable no vive corriendo, sino avanzando con rumbo, foco y alma.
Para seguir aprendiendo:
1. «The 7 Habits of Highly Effective People» – Stephen R. Covey
2. «Measure What Matters» – John Doerr
3.- «Getting Things Done: The Art of Stress-Free Productivity» – David Allen









Deja un comentario